Al inicio me dio miedo trabajar en todo lo que era Covid, porque es algo nuevo, me costaba ir a mi guardia, enfrentarme a eso era muy duro para mi. Sentía que algo me faltaba para poder ayudar más, llegó un punto en donde me daba ansiedad ir a trabajar y eso no me dejaba dormir. El primer mes de trabajo me agotó físicamente y emocionalmente me destrozó, no nos enseñan a afrontar algo así. 

Cuando llegan en estado crítico y con saturaciones muy bajas, los ingresamos, les ponemos el oxígeno y sabemos que su pronóstico es malo en el corto plazo. El paciente está consciente, me han tocado algunos que me miraban y me decían, no me quiero morir y la verdad, es que uno no puede darle la espalda a eso, lo único que queda es darle consuelo, decirle que todo va a estar bien y medicarlos al menos para que estén más tranquilos, son cosas que te marcan.

Es triste ver cuando la gente no se cuida, me causa impotencia y cólera, creo que es el egoísmo, muchos siguen pensando que el virus es un invento que no existe, que no pasa nada, por eso se les ve con las mascarillas mal puesta y pasa en todos lados, eso al personal de salud, nos genera incomodidad, incluso veo ese descuido en algunos familiares o amigos, es triste.

Creo que con las vacunas esto va mejorar, aún no sabemos qué tanto puede cambiar este virus, ya hemos visto variantes más infecciosas, pero si muta, podemos estar en problemas, tal vez todo este año vamos a seguir andando con la mascarilla.